Este mes, la UCA reveló que la pobreza en Mar del Plata ya alcanza al 52,2% de los vecinos. Esta semana, la misma universidad consignó que casi el 63% de los chicos de la Argentina viven en situación de pobreza. Esos números fríos se traducen en familias que no tienen para comer, en chicos con necesidades y en personas desesperadas. Esos números fríos pueden reflejarse también en lo que se vivió el viernes en el predio de disposición final de residuos: donde un joven recibió un balazo en la cabeza en medio de un caos generalizado y un enfrentamiento con la policía.
Emmanuel Márquez tenía 23 años y era uno de los recicladores informales que buscaba su sustento diario entre la basura. De todos aquellos que trabajan en la recuperación de residuos, este grupo es el que lo hace en peores condiciones. Son los de «la quema», los que abren las bolsas de basura con una faca apenas cae de los camiones y sacan lo que pueden para vender o, incluso, para comer.
La situación que se vivió el viernes tiene múltiples aristas. La primera es la judicial. Emmanuel murió de un disparo en la cabeza, mientras un grupo numeroso de personas agredía con palos, piedras a los policías que habían intentado calmar la situación cuando dos recicladores habían comenzado a pelearse.
Los investigadores establecieron que los recicladores le robaron las armas reglamentarias a dos policías y en ese contexto el policía acusado disparó contra la multitud. Dijo que lo hizo para defenderse. Uno de esos disparos fue mortal. Hoy, una familia reclama justicia y un efectivo de la Policía está preso por el homicidio. El fiscal Alejandro Pelegrinelli deberá definir si se trató de un homicidio o si el policía actuó en legítima defensa.
En medio de la conmoción generalizada, el intendente Guillermo Montenegro salió a fijar postura y respaldó al policía detenido. Habló de «imágenes de la decadencia» por el robo, la agresión y la falta de respeto a un agente de seguridad. Y sostuvo que el accionar de la policía fue una respuesta ante esa acción.
«Le pido a la Justicia que actúe velozmente para esclarecer el caso. Y le pido a Dios que cuide de la familia del policía detenido que velaba por su seguridad, la de sus compañeros y la de todos los marplatenses», escribió en las redes sociales. No dijo nada de hombre muerto.
La posición, alineada con lo que suele plantear la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, se centra solo en el desenlace de la historia, con un claro respaldo al policía que hoy enfrenta una causa por homicidio.
Pero también existe un costado social en esta historia. «La quema» es, históricamente, un lugar conflictivo. Muchas de las personas que buscan su sustento allí duermen en precarias casillas instaladas en los alrededores, en condiciones inhumanas. Hay, también en muchos casos, vidas marcadas por problemas de consumo. Ese cóctel se torna más peligroso en la medida que las cifras de la pobreza crecen: hay más personas que concurren y, aunque suene espantoso, menos y peor basura para repartir.
«El basural, un sitio emblemático del olvido y la marginalidad, se ha convertido en el refugio de muchos marplatenses que, sin otra opción, buscan sobrevivir entre la basura. Familias enteras en situación de extrema vulnerabilidad, expuestas a riesgos sanitarios, accidentes y ahora a la muerte de un joven trabajador», plantearon desde la mesa de diálogo por la dignidad de las periferias.
Para ese sector, es indispensable la respuesta del Estado. Para sostenerlo con asistencia alimentaria y sanitaria, pero también para incluirlo. El esfuerzo del privado que resalta el intendente una y otra vez (y que es clave para Mar del Plata) no llega a «La quema».
La problemática de la seguridad
Luego de varios meses (con este gobierno y con el anterior) de una agenda dominada por la economía, la inseguridad vuelve a ganar terreno en Mar del Plata. Hay permanentemente protestas y reclamos en distintos puntos de la ciudad.
El intendente Guillermo Montenegro y su equipo, acostumbrados a leer el humor social, saben que la problemática escala. Y lo hace con un condimento que no se da en ninguna otra parte del país: en Mar del Plata detuvieron al jefe de la Departamental y al jefe de Drogas Ilícitas por causas de corrupción.
Por eso, en el municipio celebraron la reunión del último jueves con el ministro de Seguridad de la Provincia Javier Alonso. Es tal vez en el único ámbito en el que el intendente no confronta con el gobierno de la provincia. «Nosotros tenemos claro que no podemos tener distancia con la provincia en este tema», resumieron.
Para las autoridades municipales será clave la puesta en marcha de «Plataforma Multiagencia«, el sistema que se pondrá en marcha en 30 o 40 días. Permitirá tener información centralizada sobre todo el sistema de emergencia en Mar del Plata. «Significa transparentar todo«, resumieron desde la secretaría de Seguridad.
Pero la reunión con el ministro, cuentan desde el municipio, también sirvió para afinar algunos detalles que esperan que mejore la seguridad en la ciudad. El retorno del Comando de Patrullas para asumir la responsabilidad total de la respuesta a los llamados al 911 hizo que la policía perdiera cercanía con la comunidad.
A partir de la mesa que se armará con todos los actores desde el entorno de Montenegro creen que el aporte del municipio será justamente ese: la charla con los vecinos.
«Hay una inseguridad objetiva, que se refleja en las estadísticas, el mapa de calor, las zonas del delito. Y hay una subjetiva que es lo que recibimos de los vecinos, que nos cuentan problemáticas que ven en plazas, barrios, etc. Si la policía sólo responde al 911 aborda los temas una vez que ya pasaron los problemas», detalló un funcionario municipal.
¿Cuál es el rol de la Nación en todo esto? Aquellas diatribas contra el gobierno de Alberto Fernández por no devolverle a Mar del Plata 500 gendarmes que complementaban las tareas de seguridad ya no existen. Hoy hay un tímido pedido y comprensión por los problemas de seguridad que atraviesan otros distritos.
En las próximas horas se conocerá un nuevo informe del Centro de Análisis Estratégico del Delito. Mostrará algunos indicadores con caídas favorables, pero un nuevo incremento en el robo de motos. También aparecerán los femicidios, que entre agosto y julio sumaron tres. Hubo, además, una joven violada por un menor en un balneario de La Perla.
Pero además de los hechos resonantes hay un componente social que asoma cada vez con más fuerza. Conflictos con personas en situación de calle; peleas violentas entre ellos o ataques a vecinos; gente atravesada por graves problemas de consumo.
Tal como hizo con el caso de Emmanuel Márquez, Montenegro toma una postura marcada, sin lugar para los matices. Seguramente, es acorde con los tiempos actuales. Pero no debe olvidar que es el intendente de todos. Incluso, de los más marginales.