El Palacio de Buckingham confirmó que, a los 96 años, murió la reina Isabel II del Reino Unido. Con una movilidad visiblemente reducida desde hacía semanas, la monarca pasaba sus días en el Castillo de Balmoral (Escocia), una de sus residencias favoritas.
La familia real británica se había trasladado este jueves a Escocia, alertada por el equipo médico de la reina. «Después de una evaluación adicional esta mañana, los médicos de la reina están preocupados por la salud de Su Majestad y han recomendado que permanezca bajo supervisión médica», sostenía un comunicado desde la Corona, difundido por la BBC.
El último acto oficial de Isabel II había sido esta semana, con la recepción de la nueva primera ministro, Liz Truss.
A diferencia de otros casos, el “visto bueno” de la reina no se realizó en el Palacio de Buckingham, precisamente, por los problemas que tenía la monarca en trasladarse de un lado a otro. Se espera que ahora el Gobierno y el heredero al trono, el Príncipe Carlos, lideren la puesta en marcha del operativo “London Bridge”, tal como se llama la ceremonia fúnebre de la reina.
Destino marcado
Elizabeth Alexandra Mary nació en Londres, el 21 de abril de 1926. Durante poco más de 70 años, fue la soberana británica pero también de otros catorce Estados independientes: Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Jamaica, Bahamas, Granada, Papúa Nueva Guinea, Islas Salomón, Tuvalu, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Belice, Antigua y Barbuda y San Cristóbal y Nieves. Además, líder de la Iglesia anglicana.
Lejos de un rol decorativo, como el de otras monarquías, el desempeño de Isabel II en la historia reciente europea fue central para enfrentar varias crisis regionales. Acaso las más recordadas sean la violencia armada en Irlanda del Norte y la represión del “Domingo Sangriento”, y la Guerra de Malvinas. Se suma la independencia de algunas excolonias de ultramar. En 2010, el entonces secretario de la ONU, Ban Ki-Moon la definió como “el ancla de nuestra época”.
Su llegada al trono no estuvo decidida desde su nacimiento: era la hija mayor del Rey Jorge VI pero él no estaba en primera línea de sucesión. Gracias a la abdicación de su hermano Eduardo VIII, Jorge VI llegó a lo más alto de la estructura monárquica. El rol de Isabel II creció durante la Segunda Guerra Mundial, con algunas funciones públicas en el Servicio Territorial Auxiliar, especialmente como mecánica. Al final de la Guerra, en el Día de la Victoria, Isabel y su hermana Margarita se mezclaron entre el pueblo para celebrar el fin del conflicto. Mucho más tarde, ella misma contó cómo lo vivió en una entrevista periodística: “Estábamos aterrorizadas de que fuéramos reconocidas… recuerdo las filas de personas desconocidas uniendo sus brazos y caminando por Whitehall, todos fuimos simplemente invadidos por una marea de felicidad y alivio”.
La noticia del comienzo de su reinado llegó en 1952, durante un viaje por África, junto a Felipe de Mountbatten. La pareja se había casado en 1947 y tuvo cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo. Celosa de su vida privada, la reina evitó modificar su agenda oficial ante los primeros embarazos pero también ocultó las tempestades privadas de la familia. Las incontables infidelidades de su esposo, los escándalos amorosos de sus hijos -en especial Carlos- y las dificultades de Margarita para acatar las reglas de la Corona fue una constante en las noticias europeas pero en ningún momento atentaron contra su reinado. Ni siquiera la trágica muerte de Lady Diana, exesposa de Carlos, en un accidente automovilístico.
Durante su vida, fueron pocas las declaraciones públicas sobre su intimidad. Acaso la principal fuera en 1992, año que Isabel denominó “annus horribilis”: las crisis conyugales y divorcios en la Casa Real se sumaban en cantidades. Los escándalos sexuales de su hijo Andrés y la decisión de su nieto Harry de dejar la familia real merecieron escuetos comunicados y el retiro de sus imágenes en las fotos familiares difundidas a los medios públicos. Ninguno de los casos anteriores fue el suyo: pese a las relaciones extramatrimoniales de Felipe, la pareja real se mantuvo unida hasta el final. El 9 de abril de 2021, el príncipe consorte murió con casi 100 años. La imagen de Isabel sentada frente al féretro, con el protocolo sanitario por la pandemia de COVID-19, recorrió el mundo.