El secretario de Lucha Contra el Narcotráfico y la Criminalidad Organizada en el Ministerio de Seguridad de la Nación, Martín Verrier, llegó a Mar del Plata, donde mantuvo diversas reuniones y destacó que la situación de la ciudad es distinta a la de Rosario.
En diálogo con Canal 8, señaló que llegó a Mar del Plata dentro de una estrategia conjunta que tienen con la ministra de Seguridad Patricia Bullrich que plantea «ser bien federales«. En ese marco, recorrió las distintas dependencias federales que hay en la ciudad. También mantuvo una reunión con el intendente Guillermo Montenegro y destacó la gestión en materia de seguridad que está realizando en Mar del Plata
Verrier indicó que la problemática del narcotráfico no es exclusivamente de este país. «Es un desafío regional y global», apuntó, al tiempo que agregó que «nunca antes en la historia se produjo tanta cocaína como se prduce hoy».
Esa situación hace que los carteles del narcotráfico «estén más fuertes que nunca», porque vieron reforzados su logística e ingresos. «Desde la llegada al gobierno de Javier Milei hemos retomado la lucha contra el narcotráfico. Ya en enero hemos tenido 300% más de cocaína decomisada en comparación con el mismo mes del año pasado», dijo. En números concretos fueron 300 kilos de cocaína secuestrada en 2023 contra 1.100 este año.
«La violencia que tenemos en Argentina, en lugares específicos, en algunos barrios, en algunas ciudades, está directamente vinculada con el narcotráfico. Entonces, si queremos bajar la violencia, atacamos el narcotráfico», advirtió el funcionario nacional.
-¿Qué pasa con las fronteras?
-Lamentablemente a lo largo de estos últimos años hemos visto que es como un entrar y salir sin ningún tipo de problema. Argentina es el octavo país más grande del mundo, con lo cual ya es un desafío geopolítico en sí mismo en la protección fronteriza. Pero estamos trabajando en tres puntos principales. Uno, aumentar el control del espacio aéreo. Tenemos muchos aviones que entran con droga. Esa droga es después la que aparece en Rosario, la que aparece en el Conurbano, la que aparece en Mar del Plata. En segundo lugar, reforzar los puntos inteligentes de frontera que la administración anterior de la ministra se habían dejado funcionando en La Quiaca, Salvador Masa, Triple Frontera y Aguas Blancas. Eso se desarticuló lamentablemente en los últimos años. Lo estamos volviendo a poner en funciones. Ahí hay sensores infrarrojos, radares, etc. Y en tercer lugar, la investigación criminal. A estas organizaciones el verdadero daño que les podemos hacer es cuando ingresamos en la investigación y podemos descubrir toda la trama de negocios ilegales que manejan.
–¿Qué tipo de negocios hay?
-Hoy que el narcotráfico no maneja solo el tráfico de drogas, sino que muchas veces está vinculado a la trata de personas, al tráfico de armas, al lavado de dinero. Y lo que buscamos es atacar toda la cadena logística del narcotráfico.
-Los búnkers que se desarticulan en Mar del Plata son cada vez más sofisticados. ¿Cómo se combate eso?
-Es un negocio que se dedica a una mercancía ilegal. Pero es un negocio y estiman costos y beneficios. Si a ellos la inversión esa les rinde fruto, la van a seguir haciendo. Lo mismo con la diversificación en el tipo de drogas que venden. Por eso en el verano implementamos un procedimiento que duró todo el verano atendiendo el tema de las fiestas electrónicas y las drogas sintéticas, que es algo que nos preocupa mucho por el tema del riesgo que conlleva muchas veces el consumo de estas sustancias, de las cuales desconocemos realmente su composición por venir de un mercado ilícito.
En este sentido, si hay un lugar donde vemos el nivel de innovación que tiene el narcotráfico es en el mercado de drogas sintéticas, pero otro ejemplo es lo que vos mencionabas de los búnker.
-Hablamos de una problemática asociada a los barrios populares y la marginalidad, pero que atraviesa a todos los estratos sociales.
-Sí, es transversal. Existe cierto prejuicio de pensar que el problema de las drogas está vinculado solamente a barrios vulnerables, y lo cierto es que, como bien decís, es totalmente transversal. Así lo demuestran los estudios que ha hecho Sedronar en su momento, y la verdad es que a nosotros nos toca atacar el problema de la oferta, que es el suministro. Está la otra cara de la moneda, que es la atención al adicto, los programas de prevención, y que esos también deben atacar a todos los estratos sociales, no a uno en particular.
-Se han planteado similitudes entre Mar del Plata y Rosario. ¿Ustedes ven esas similitudes?
-No, es una situación distinta. Hoy Mar del Plata tiene una tasa de homicidios de alrededor de 4 cada 100.000 habitantes, y Rosario tiene una tasa de alrededor de 24 cada 100.000 habitantes, que es una tasa que se usa para compalar niveles de violencia. Lo cierto es que nosotros esperamos en los próximos dos años bajar esa tasa a la mitad, en Rosario por lo menos, que fue la experiencia que tuvimos como equipo entre 2015 y 2019, donde bajamos de 22 a 11 la tasa de homicidios.
Pero la realidad de Mar del Plata es distinta, porque Mar del Plata no es un núcleo del narcotráfico regional, Rosario sí, a través de sus puertos, de sus rutas. Eso hace que Mar del Plata tenga un problema de consumo de destino más que de consumo de traslado de estupefacientes. Y por ello la estrategia tiene que ser otra, como decía, en conjunto con el Gobierno Provincial, con quien trabajamos muy bien, en conjunto con el Intendente.
–Hemos visto algunas publicaciones de Patricia Bullrich en lo que es la lucha contra el narcotráfico dentro de las cárceles, contra aquellos que quedan detenidos pero siguen trabajando desde adentro. ¿Cómo es ese trabajo?
-Ese trabajo, quizás el punto más importante de todo es el de aislamiento del personal detenido de alto riesgo. Y en ese sentido. Lo podemos ver también reflejado en la política penitenciaria de la Provincia de Santa Fe, que va de la mano con lo que hemos propuesto. Es aislar a este tipo de individuos porque si no siguen operando desde las cárceles, aumentan el volumen de su organización criminal desde ahí y termina siendo el centro de comando de operaciones de la organización criminal. Lo hemos visto en Brasil, lo hemos visto en Ecuador y acá lo estamos parando a tiempo.
