El estrés y la falta de lubricación son la principales causas de consulta entre las mujeres, aseguran desde el Hospital de Clínicas.
En general las mujeres naturalizan el dolor y creen que lo van a poder manejar, que va a pasar y consultan cuando ya lo padecen hace varios años, asegura Silvina Valente, jefa de la sección Sexología Clínicas del Hospital de Clínicas “José de San Martín”.
“El dolor nunca es normal, por lo que acudir al profesional debe ser la primera acción a tomar. Algunas causas del dolor a la hora del sexo son ginecológicas; como afecciones genitales, sequedad, endometriosis, incontinencia urinaria, HPV, tumores y, por supuesto, causas fisiológicas como el puerperio y la menopausia. Se suele asociar a los medicamentos de uso frecuente en mujeres como anticonceptivos. La falta de excitación y de lubricación al momento de la penetración vaginal suelen ser las principales causas del dolor”, sostiene la profesional.
“Existen tres tipos de dolores, el que tiene causa orgánica, el que tiene causa psicológica y los combinados, que justamente son la suma de los dos anteriores. Este es el principio de muchas de las disfunciones en la sexualidad y un impedimento para lograr la satisfacción. Es importante que las mujeres sepan que todos los dolores tienen un abordaje y alivio. El Vaginismo, por ejemplo, es una afección más frecuente de lo que se cree y con solución. Muchas veces llegamos al dolor por falta de educación sexual , autoconocimiento y autoconfianza”, agrega.
“El dolor durante las relaciones sexuales y luego de estas se presenta en todas las edades, lo vemos en consultorio tanto en pacientes luego de los 40 y en la adolescencia. Suele ser mucho más frecuente en personas de más de 45 años, pero la realidad es que más de la mitad de nuestras consultas están referidas a dolor e incomodidad a la hora de tener sexo”, afirma Valente.
“El estrés también tiene un rol fundamental ya que modifica las vivencias sexuales y puede generar dolor: suele predisponer a inflamación, ansiedad, angustia , depresión y fatiga, modificación del umbral de dolor y todo esto repercute en la manera de afrontar la vida. Siempre decimos que el abordaje óptimo es interdisciplinario por lo que vemos en nuestros consultorios”, remarca la especialista.
“Otro aspecto importante tiene que ver con el deseo. Muchas veces lo que se manifiesta como falta de deseo es en realidad una forma de evitar la situación porque está encubriendo un dolor no resuelto. De esta manera se suele naturalizar este tipo de alarmas esperando que el dolor se vaya y no suceda. En este sentido es importante tener en cuenta que no existe un tiempo o límite exacto, varía según la persona, pero el dolor siempre es una alarma de que algo más sucede. Un dolor que dura más de tres meses es motivo suficiente para acudir al especialista”, concluye.