A poco más de 20 días de una nueva absolución, Analia Schwartz, la docente que fuera acusada de abuso sexual por familias del colegio Gianelli, compartió una carta pública en la que relata su “película trágica” desde hace once años y asegura que lo que vivió es parte de una “enfermedad social, de una pandemia de denuncias falsas que se basan en las inseguridades que tenemos como país”.
El texto arranca con una presentación: “Mi nombre es Analía Schwartz y escribo esta carta porque aún me sigue temblando el cuerpo, después de once años de vivir una película trágica, donde mi vida cambió en un segundo y para siempre”.
“Aún recuerdo como si fuera hoy, ese domingo, el llamado amenazando de muerte a mis hijos de ese hombre que no me dijo su nombre, pero yo después reconocí. No tardaron desde el colegio en alertar sobre la denuncia de una mamá que imaginaba que algo podía haber pasado en horas de clases, mientras ya había comenzado con el teléfono descompuesto. Pero fiel a la verdad y a lo que me pasaba, sin dudarlo decidí juntarme con las familias a hablar. Pero no hubo tiempo para eso: gritos, destrucción de la escuela, golpes a los directivos, y yo escondida en un salón junto a mi madre, donde me hicieron apagar las luces para que no me lincharan”, rememora la docente y lamenta los escraches públicos y las amenazas de prenderle fuego la casa.
“Cuánto daño puede hacer una falsa denuncia”, se pregunta Schwartz, que sintetiza en un párrafo todo aquello que para ella hace imposible esos abusos por lo que la acusaron: “Aulas vidriadas, docentes acompañantes, puertas abiertas, 30 minutos de clase, ¿De dónde habían salido esos increíbles relatos? ¿Cuál era la fantasía que llevaba a decir cosas que rondaban la ciencia ficción?·.
“En un abrir y cerrar de ojos pasé al escarnio mediático, en redes sociales y al no poder caminar por la calle por miedo a que me maten o insultaran delante de mis hijos. Esa fue mi realidad mucho tiempo”, aseguró la mujer, que admitió vivir “en depresión”.
“En estos años mi depresión, por así llamar a cuando no le ves sentido a la vida, porque no podés dejar de pensar que es una pesadilla y que vas a despertar, no me dejó ver crecer a mis hijos y es lo que más lamento. Tenían 8 y 15 años, y me los perdí. Yo hacía de cuenta que estaba, pero no era así. Mis sobrinas y sobrinos, no sé cuándo crecieron. Tampoco puedo recordar nada lindo vivido, si no me muestran una fotografía donde yo estoy ahí”, deslizó.
Sin embargo, a mitad de carta pública Schwartz calificó de “problema social” lo que ella vivenció. “Creo que esta enfermedad social, esta pandemia de denuncias falsas, se basan en inseguridades que tenemos como país. Porque también entiendo que estas familias, que se sumaron a las falsas denuncias, sin quererlo dañaron la vida de sus hijos forzando una realidad que era imposible en términos prácticos. Y nadie, o casi nadie, quiere hacerles daño a sus propios hijos”, enfatizó.
“Dudé mucho en escribir esto, porque quiero dejar todo en el pasado. Pero la verdad que tanto dolor no se va solo con la absolución de la justicia. Esto que me pasó a mí, es uno de los casos de cientos de docentes que viven lo mismo en todo el país. Algunos en sus casas, otros desde la cárcel esperando el día del juicio -que no llega nunca- y otros esperando hace años la absolución”, remarcó la maestra, que sostuvo que “los abusos sexuales contra niños son delitos aberrantes que deben ser condenados con todo el peso de la ley, pero para eso deben estar garantizadas todas las herramientas del debido proceso”. “No con presiones ni escraches, no con manipulación, ni falsos informes, sino con la verdad”, sentenció.
“Espero que mi caso sea la luz que ilumine a los procesados y encausados, que ilumine a la sociedad y a la justicia, para que se acabe esta locura y se llegue a la verdad”, apuntó y cerró la carta con un lema: “Con los chicos no, con los docentes tampoco”.
Schwartz fue denunciada en 2014 por un grupo de padres y madres que aseguraron que sus hijos habían sido abusados durante las clases de música. En 2017, el tribunal Oral en lo Criminal Nº1 decidió absolverla. El fallo fue apelado y Casación decidió que debía ser juzgada nuevamente. Así fue que en enero del 2023 el Tribunal en lo Criminal Nº2 la condenó a 10 años de prisión. Hoy Analía Schwatz logró su segunda absolución. No obstante, los particulares damnificados ya anticiparon que recurrirán a la Suprema Corte.